sábado, 19 de junio de 2010

Ultimo ango en París, 1ª parte. Massimo Strumia Daido, Giuseppe Jiso Forzani y Mauricio Yushin Marassi

De septiembre a diciembre de 2007, coincidiendo con la celebración del 40 aniversario de la llegada de Taisen Deshimaru a Europa, se celebró el primer ango (curso de formación para el "clero" zen) organizado por la Soto Zen Shumucho (brazo administrativo de la escuela Soto). Era su objeto impartir una formación acerca de los rituales “adecuados” para esta práctica y proporcionar acreditaciones de “maestría” que “certificasen” la capacidad para impartir las enseñanzas de esta tradíción. A dicho ango fueron invitados a participar, entre otros, Giuseppe Jiso Forzani, Mauricio Yushin Marassi y Massimo Strumia Daido, practicantes zen formados durante lustros en la comunidad monástica de Antaiji, en el linaje de Uchiyama, el cual sucedió a Kodo Sawaki como abad de dicha comunidad,.

Estos monjes italianos, tras su vuelta a Europa, emprendieron, junto a algunos otros, la tarea de ver como era posible hacer hablar el budismo zen para los europeos, y a fortiori para los occidentales. Estaban especialmente calificados para esta tarea, por su extensa formación en el probablemente único monasterio en Japón en el cual se conserva (o, mejor dicho, se ha recuperado) el zen de Dogen en toda su pureza y por su condición de europeos.

No estando de acuerdo, ni en las formas ni en los objetivos, declinaron la invitación a participar en dicho ango, a traves de una carta que enviaron a la Oficina Europea del Soto Zen. Posteriormente Jiso Forzani participó e intervino en la clausura del ango, expresando abiertamente su postura crítica sobre el mismo, y su opinión de que este modo de proceder a lo único que podía contribuir es al declinar del zen, en vez de a su revitalización.

Aunque su contenido superficialmente parece exclusivamente dirigido a criticar la manera en que dicho ango se habia organizado y al riesgo que corría el budismo zen en Europa de convertirse en una caricatura del fosilizado modelo japones, quién sepa leer podrá comprender que, aunque aparentemente sus destinatarios sean los organizadores japoneses del ango, su mensaje en realidad se dirige también a aquellos occidentales que usan dicha caricatura para extraviar a los otros o para extraviarse a si mismos.

Si bien ambos documentos, en un principio, eran documentos pensados para uso interno, posteriormente decidieron darlos a la luz pública, por considerarlos de interés para contribuir al análisis de las derivas que el zen estaba, y está, tomando en occidente. Por dicho motivo he creído de interés yo también traducir ambos documentos para hacérselos llegar a aquellos lectores hispanohablantes que por aquí pasen.

En esta entrada cuelgo la carta dirigida antes del ango por Massimo Strumia Daido, Giuseppe Jiso Forzani y Mauricio Yushin Marassi a la oficina europoea del Soto Zen, y en los próximos días espero poder colgar la intervención de Giuseppe Jiso Forzani durante la reunión de evaluación y clausura del ango.

“Los que imaginan lo no esencial como esencial y lo esencial como no esencial, debido a tan equivocado juicio nunca llegan a lo esencial” (Dhammapada: 11)


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A la atención del Director
Oficina Europea del Soto Zen
París.


Cómo gentilmente se pide en la carta de invitación a la inauguración del curso, le trasmitimos nuestras consideraciones a propósito del momento y la forma en que se está procediendo a la organización del primer curso (ango) europeo para el clero previsto en la Gendronnière de septiembre a diciembre de 2007. Ofrecemos nuestro punto de vista sobre algunos aspectos relevantes del presente respecto a las posibles futuras perspectivas de las relaciones institucionales entre la Oficina Central del Soto Zen japonés y el Budismo Zen europeo.

1. Observando los preparativos y el programa relativos al primer ango europeo, pensamos que la estrategia con la que se está moviendo la Dirección Central de la Soto Shu conduce a trasplantar a Europa, con mínimas variaciones, el sistema japonés de formación del clero, es decir la instrucción que los religiosos japoneses reciben en los senmon sodo (monasterios para la formación del clero).

Si las cosas son como nos tememos, creemos que se está en un error desde el punto de vista religioso, cultural e histórico juntos. No es nuestra intención poner aquí en discusión el sistema de preparación del clero del Soto Zen en Japón, dado que es evidente que el método japonés de educar al clero tiene por objetivo el conducir a los monjes japoneses a seguir la tradicion cultural y religiosa de su país, lo que no necesariamente es una tradición ligada en todos sus aspectos al Budismo Zen. Europa es un mundo totalmente diferente. Lo podemos decir sobre la base de nuestra experiencia de monjes zen, que han vivido y seguido la educación para el clero Soto Zen japonés, en Japón, en monasterios escuela, los ya citados senmon sodo, siguiendo completamente el itinerario y las reglas de la escuela japonesa.

Con el fin de que realmente se pueda desarrollar el Zen en Europa debemos crear la atmósfera para dejar nacer poco a poco una nueva sensibilidad, un nuevo lenguaje, un nuevo sistema educativo. Debemos de dar espacio al florecimiento de una experiencia, una oportunidad al zen para que interactue sobre la base de la cultura europea, pero si en vez de eso nosotros importamos una institución clerical de Japón iremos en la dirección opuesta. No necesitamos una antigua iglesia japonesa en Europa, donde ya hay muchas, quizá demasiadas, iglesias, necesitamos un nuevo espíritu para renovar este mundo viejo y enfermo, al Este como al Oeste. Así que no necesitamos del muy preciso sistema japonés para calcular el rango de los religiosos, del sistema japonés para determinar la carrera religiosa nacido del sistema de certificación del estatus del clero según criterios nipones. Entre Japón y Europa no hay la misma relación que, en la Edad Media, hubo entre China y Japón, por eso la Oficina Central de la Escuela Soto en Tokio no puede considerar esa antigua relación como el estándar para la gestión de la situación actual. Tememos que esto no está lo suficientemente claro, tanto por parte japonesa como por  parte europea.

Han sido necesarios varios siglos para poder llegar a la forma actual de organización de la escuela Soto en Japón y conformarla a la realidad social y cultural de Japón: también nosotros tendremos necesidad de mucho tiempo para que haya aquí en Europa un genuino sistema de educación para los monjes plasmado en la arcilla espiritual europea. Creemos que la Dirección Central de Tokio y la Oficina Europea de Soto Zen tienen demasiada prisa respecto a este punto tan delicado y que la mayor parte de las decisiones se toman sobre todo desde el punto de vista japonés y sobre consideraciones de la misma proveniencia. Una vez que se haya tomado una cierta dirección, será muy difícil, o incluso imposible, modificar esa dirección y las elección que ella implica.

2. Como ustedes saben, se necesitan muchos años - más bien toda la vida – para educarse en una vida que se ajuste al Zen; esto debe suceder al interior de la atmósfera religiosa, cultural, psicológica que corresponda a la naturaleza de las personas de cada país en particular. La historia del budismo lo enseña con claridad. Nadie puede pensar que se puede educar a un monje zen en Europa gracias a algún período de tres meses de estancia en un centro de práctica organizada al estilo japonés. Si el sistema educativo japonés para el clero es eficiente y adecuado para el Japón, esto se debe al hecho de que se sumerge por completo en la sociedad y el espíritu japonés. Tenemos muchas cosas que aprender de la tradición zen japonesa, pero no el nuevo sistema educativo que debe basarse sobre la base del encuentro entre el espíritu del zen y la cultura europea y no sobre la base del encuentro entre la cultura japonesa y el espíritu religioso europeo. Esto sería un terrible error.

Para aprender a administrar los ritos y las ceremonias,  parte importante de una tradición, no necesitamos cursos monásticos específicos, es suficiente seguir organizando seminarios de dos o tres días, como la Oficina Europea del Zen Soto ha hecho muy bien hasta ahora. Los monjes y los practicantes del Zen reciben ya una educación en sus comunidades, templos, salas de práctica. La manera de cumplimentar este tipo de educación no está en pasar unos meses de práctica en un centro de práctica de estilo japonés, situado en Europa en lugar de en Japón: muy rápidamente la motivación para participar en estas experiencias educativas estará condicionada por el deseo de recibir algún tipo de certificación o diploma. 
Cualquier tipo de certificación, no importa a que nivel, por alto que sea, jamás ha ayudado a educar a nadie, especialmente en materia religiosa. Si se quiere ayudar, por favor,  considérese primero lo que desde hace 30-40 años estamos haciendo en el plano del zazen y tómese la dirección de favorecer en Europa  la nueva vida de una antigua religión universal, dejando de lado los intereses limitados y particulares de una iglesia nacional.

3. Tenemos la fuerte impresión de que todas las decisiones importantes con respecto a Europa se toman por la Oficina Central de Soto Zen, en Japón, teniendo en cuenta la situación y los intereses de la institución clerical japonesa y no la realidad europea y sus necesidades. Pensamos que el clero europeo del Soto Zen y la institución del Soto Zen Shu japonés comparten la misma responsabilidad en la insuficiencia de esfuerzos para una verdadera cooperación: las instituciones clericales japonesas al continuar guardando la perspectiva de una institución nacional y los religiosos del Zen Europeo no planteando con suficiente claridad  sus peticiones y pareciendose contentarse con recibir cualquier documento que acredite su estatus. 
Esperamos, en la medida de lo posible en una carta, haber expuesto con suficiente claridad nuestro punto de vista y que se comprenda por qué no tenemos la intención de cooperar en la realización del ango organizado  en la Gendronnière.

Queríamos explicitar estas consideraciones porque respetamos el trabajo de todos aquellos que están involucrados, incluso si no estamos de acuerdo en la forma y en los objetivos y reconocemos el esfuerzo y los sacrificios personales de aquellos que intentan desarrollar  buenas relaciones entre la antigua tradición zen japonesa y la nueva realidad zen europea.



Cordialmente

Massimo Strumia Daido, Giuseppe Jiso Forzani, Mauricio Yushin Marassi

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